Así como le ha pasado quizás a muchos y, no se atreven a contarlo,
posiblemente por vergüenza de que se burlen o le llamen tonto, a mí me
sucedió y se los voy a contar lo más breve posible.

Como me timó una vidente

Estaba atado de manos en una situación que me costaba mucho resolver,
particularmente porque no sabía si lo que me estaban diciendo y mostrando,
era verdad o solo me estaban engañando. Fui buscando entonces la ayuda de
una tercera persona, de quien me habían dicho, era muy buena en lo suyo y,
que tenía un don especial, que era vidente y esa persona podía decirme si
estaba en lo correcto o no. Pero tristemente, buscando saber una verdad,
resulté más engañado que nunca, estafado, ridiculizado y también muy
molesto.

Lo que quería saber

Necesitaba tener certeza de que una negociación era transparente, sin
trampas ni había movimientos ilícitos o malintencionados detrás, ya que se
trataba de personas en las que no confiaba mucho, así que hice consultar el
caso con la vidente, quien me aseguró que el trato no era para nada viable
porque yo resultaría salpicado de problemas legales por esa transacción,
que esas personas tenían nexos malignos y me iba a meter en problemas
seguros.

La gran estafa

Así que, confiando en su “videncia”, me exigió cancelarle una fuerte suma
por sus servicios y llegado el momento de la operación, pues decidí no
concretarla. Resulta ser, que estos negociantes, eran un grupo de
inversionistas de una transnacional muy poderosa en Europa, que terminaron
adquiriendo el producto de la competencia y tras la negociación, el dueño
de la compañía se hizo multimillonario, ahora su empresa es filial de este
grupo y yo teniendo un producto mejor, quedé fuera de ese mercado y
perdiendo una oportunidad como nunca antes se me había dado y quizás no se
me repita, por otra parte, traté de llamar a la vidente para que me
explicara, pero esta jamás volvió a aparecer. Obviamente, fui blanco de
burlas y reclamos del resto de los accionistas de mi empresa.