La incredulidad forma parte del equilibrio que debe existir en la naturaleza humana. ¿Se debe creer ciegamente en los aspectos espirituales o no? Siempre será mejor cuestionarse y dejar los espacios necesarios para la duda y luego llevarse la grata sorpresa de corroborar aquello que es verdad. La magia del tarot depende esencialmente del factor humano: los valores del vidente son los que determinan una lectura del tarot bueno y certero.

Los farsantes
La farsa es un factor común a toda aquella circunstancia que implica confiar en el otro. Y la videncia no escapa de esa realidad. Encontrar un vidente que lea el tarot bueno y certero no es una tarea sencilla porque hay varios factores que intervienen:
·         Hay quienes dirán lo que quieres escuchar: hay videntes que sí, tienen el don de descifrar las revelaciones de los arcanos en la tirada de cartas, pero preferirán decirle a su consultante aquello que quieren escuchar. ¿Cómo lo saben? Pues descifran el lenguaje corporal y así aseguran un cliente frecuente.
·         Hay videntes que sólo se concentran en lo negativo. Entonces no son videntes de verdad, pues no son capaces de dar consejos espirituales con los cuales se puede mejorar el futuro. Si se centra en la negatividad también podrá manejar a través de la zozobra a sus consultantes.
Los buenos videntes
El tarot bueno y certero es aquél en el que se revelan secretos, miedos, cosas buenas y otros augurios negativos, pero siempre en pro de capitalizar las experiencias para alcanzar la plenitud espiritual. Una sesión del tarot puede considerarse desperdiciada si no existe la esperanza de la recuperación o de mejorar el futuro.
Cuando se acude a una consulta, siempre deben ser mayores las riquezas que los agobios, puesto que el fin de un vidente es ayudar a sus consultantes a hallar la felicidad en su provenir.